!Bienvenidos¡

No espero que sea un sitio cómodo, pues ha de ser ágora para todo aquel que, -como yo- sienta que hay algo que decir respecto a nuestra situación actual como sociedad y su devenir; la historia y sus posibilidades en este año, después de los festejos del Bicentenario y empezando el final del sexenio de Calderón y su Guerra, la cual está comenzando a extenderse más allá de lo que habían planeado y con el cambio de estafeta a la vuelta de la esquina... así que estamos entrando a un callejón sin salida... vamos a ver hasta donde topamos.

miércoles, 16 de febrero de 2011

LA GUERRA DE CALDERÓN

          Ha pasado el 2010, año de festejos oficiales con motivo del Bicentenario del inicio de las Guerras de Independencia, y el Centenario del inicio de la "Revolución" Mexicana, y parece que los agoreros del desastre han atinado en sus vaticinios: Fue el inicio de otro período de convulsión social en nuestro país.

           Desde que Calderón inició con su Guerra en el año 2006, las cosas se están descomponiendo cada vez más, sin visos de mejorar; y parece ser que todos los mexicanos -menos los capitalinos y los medios de comunicación asentados en el Distrito Federal-, nos damos cuenta de lo que sucede, y lo vivimos, mientras la Capital del país duerme la modorra de la autocomplacencia y la indiferencia hacia lo que pasa en el resto del territorio, sumergida en ese venenoso centralismo que tanto daño nos ha hecho como Nación.

            Hay una realidad que debemos enunciar con todas sus letras: !ESTAMOS EN GUERRA¡, y sólo el gobierno y la población ignorante e intoxicada con la información oficial dice: "no pasa nada", "estamos ganando" "es por tí", mientras se ignora ese hecho contundente... !ESTAMOS EN GUERRA¡, y lo peor es que es una guerra que no deseamos, no se nos preguntó si la queríamos o apoyaríamos, y es infamante porque no tiene héroes, objetivos, planes, estrategia, capitales que tomar ni honor...

             Una guerra se gana cuando uno de los bandos, bien definidos, organizados, reconocidos, con nombre, situación geográfica y puntos territoriales de importancia estratégica, económica, social o militar, son ubicados, destruidos o controlados por el otro bando; sin embargo, en esta, la Guerra de Calderón, no existe nada de eso, y el Ejército Mexicano enfrenta la frustración de no poder vencer a un enemigo ubicuo, que ha dispersado la fuerzas disponibles y sólo puede esperar desgastar antes al narco, antes de caer vencido él mismo por el cansancio.

              Enfrentamos una coyuntura histórica que apunta a ser estructural, por lo que aún no se adivinan los auténticos alcances de este suceso, que habrá de pasar a la Historia como "La Guerra de Calderón" o parte de las "Narco Wars" que enfrentará el mundo en un futuro inmediato, y de las que nuestro país será referente en los tiempos por venir. Triste devenir por cierto, pues se están cerrando las posibilidades de echar para atrás lo que está ocurriendo. Es posible que el crimen organizado esté en estos momentos pasando por la crisis de ver varios de sus líderes arrestados o muertos, y que en algunas partes del país las células hayan sido desarticuladas, mas esto no está ni siquiera cerca de terminar, ya que se están extendiendo a otras partes del territorio, donde no han sentido tanta presión de las autoridades, y a donde las mismas se verán obligadas a extenderse, alcanzando límites operacionales que las habrán de impedir eventualmente para realizar efectivamente su función de contener y erradicar la delincuencia.

                  No sé si habré de ver el final de esta contienda, pero adivino los males que la Historia nos ha enseñado que dejan estos eventos, y lamento que a mi generación y a mi familia le toque ver y vivir lo que nos ha legado el sexenio de Calderón: La pérdida de la PAZ y la tranquilidad a la que todos deberíamos tener derecho, y trabajar y desarrollar nuestras familias y nuestra Patria.

                    Es lamentable que en esta "Narco War" nosotros los mexicanos pongamos los muertos y las pérdidas en favor de la tranqulidad y la prosperidad de los Estados Unidos de América, sin recibir a cambio NADA, y nada estamos ganando con esta, La Guerra de Calderón; cuando lo mínimo que al menos deberíamos haber obtenido como país es la tan prometida Reforma Migratoria, para dar algo de tranquilidad y paz a las familias divididas por la falta de oportunidades económicas, y ahora por la inseguridad y el peligro en el que se nos ha condenado a vivir. ¿Es justo esto? Me parece que no, y si el objetivo final de la guerra es obtener un beneficio tangible, como el que representó para EE.UU. el haber ganado la Segunda Guerra Mundial, y convertirse con ello en la Potencia Mundial que ahora es, para nosotros sólo las sobras, la miseria, la tristeza y la angustia...

                      Calderón: ¿Eso es lo que nos vas a dejar? Tu te vas a ir, abandonarás el país y te llevarás a tu familia y la educarás y mantendrás en otro que te dé tranquilidad y seguridad, además de una muy buena situación económica mantenida por todos los mexicanos... ¿Y nosotros? En el baño de sangre en el que has convertido nuevamente a esta Nación, condenados a sobrevivir, con sobresalto, con preocupación por nuestros hijos y nuestras familias... Triste legado el tuyo Calderón, pues la Historia sólo recordará que entraste a la Presidencia por la puerta de atrás, y por la puerta de atrás te irás; dejando sólo tu nombre asociado a la guerra más ingrata y cruel que guerra civil hayamos vivido, que ni los fanatismos expresados en la Guerra de Reforma se han de comparar con las masacres, decapitaciones y demembramientos que los medios de comunicación modernos nos han otorgado el ser testigos de esta barbarie, que devora a las generaciones jóvenes de México, que habrían de ser las que mantuvieran vigente a este país en el futuro, y de darle a nuestro país el lugar que justamente mereciera entre las naciones grandes del Mundo; oportunidad que nuevamente se cancela y se nos niega, perdiéndose en el holocausto que has desatado y no podrás controlar...

              Esperábamos mucho... quizás demasiado, y nos estamos quedando sin nada. Dios nos ayude.

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