No es, soy… la bebo toda, en un solo trago.
Hasta el fondo para acabarla… pues el motivo se fue
Despojándome de todo lo bueno y dejándome el peso
Abrumador, inmenso, de la culpa…
Solo tú lo sabes, porque el “no sé” es sólo la negación
De una respuesta, que sólo está en nosotros mismos,
Mas no accedemos a ella por temor a lo que vamos a encontrar…
La mentira…
¿Qué es? ¿Cómo es? ¿Cómo fue?
¿Será? ¿Viene sola? ¿La comencé?
¿La terminé?
No lo sé… ¿o sí?
Si lo sé. La mentira: soy yo…
Con Dios me arreglaré… Con Dios mediré fuerzas,
A sabiendas de que perderé…
Mi soberbia no quedará sin castigo. (Have mercy…¡)
Y mientras sucede, en el postrer momento en que
Dios triture mi alma, demuela mis huesos y desgarre mis entrañas…
En ese momento recordaré…
Tendré presente los días en los que conjugábamos todas las
Posibilidades del verbo amar…
Cuando el gerundio era el tiempo perfecto: amando, acariciando, teniendo…
Y anhelábamos al presente hacerlo futuro…
Porque eras/eres el agua buena que
Calmaría el ansia, la sed, la angustia…
Y jurábamos por todo lo sagrado del corazón
Que sería para siempre, que inventaríamos la vida…
Mi segunda vida… (My second Life…)
¡Espérame! ¡Te espero!
¡Ámame! ¡Te amo!
Eran al mismo tiempo verbo, adjetivo, sustantivo…
¡Totus tuus per saecula saecolorum!!!!!!
Y todo está consumado…
Así, al asomarme al infinito, a la oscuridad… en el último segundo de mi conciencia…
¡Gritaré tu nombre!!!
Y saltaré al olvido…
¡MEA CULPA! ¡mea culpa!...
(nihil… nihil… nihil…)
