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No espero que sea un sitio cómodo, pues ha de ser ágora para todo aquel que, -como yo- sienta que hay algo que decir respecto a nuestra situación actual como sociedad y su devenir; la historia y sus posibilidades en este año, después de los festejos del Bicentenario y empezando el final del sexenio de Calderón y su Guerra, la cual está comenzando a extenderse más allá de lo que habían planeado y con el cambio de estafeta a la vuelta de la esquina... así que estamos entrando a un callejón sin salida... vamos a ver hasta donde topamos.

lunes, 21 de febrero de 2011

LA GUERRA DE CALDERÓN II o respuesta a "ÉRASE UNA VEZ" de Andrés Roemer

          Desafortunadamente ese país del “érase una vez” para otros, es nuestra muy triste realidad. Nuestro México padece de enfermedades tan graves en lo interno que me he llegado a preguntar si no estará ya en fase terminal.


          Ciertamente el cinismo con el que hemos aprendido a manejarnos ha corroido tan profundamente nuestras bases que pareciera que vamos directamente hacia nuestra propia destrucción. Es lamentable que pensemos en nuestro país en esos términos, pero la realidad ha superado a la más loca de las fantasías.

           Definitivamente todos crecemos aprendiendo de los ejemplos de los demás, y si el gobierno miente, entonces mentimos; si el gobierno roba a los ciudadanos, entonces los ciudadanos sienten que “ladrón que roba al ladrón…”; si el gobierno mantiene inútiles y parásitos, entonces también está bien que nos mantenga a todos; y si el gobierno hace todo eso y más y se justifica apoyándose en la Historia oficial, entonces TODOS estamos justificados.

            No cabe duda que el concepto de “país surrealista” ha quedado rebasado con creces en éste México en el que intentamos sobrevivir, donde estamos en guerra y el gobierno se empecina en afirmar lo contrario “para que vivas mejor”, mientras que una buena parte de los mexicanos vivimos una realidad que ya es cotidiana: la violencia que sólo se vive en países con estados de guerra declarados, y donde los gobiernos hacen y toman las previsiones legales para asumir ese evento.

             Necesitamos enfrentar y reconocer las realidades que nos afectan, sin tapujos, sin disfraces, sin eufemismos para decir y llamar a las cosas por su nombre, porque mientras nos alucinemos e intoxiquemos en nuestra aotocomplacencia, no hundiremos en un marasmo del que no saldremos hasta que nos pase como el título de una película de los 70′s, aleccionadora como pocas: “Hasta que el destino nos alcance”

            ¿Ya nos alcanzó?…

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